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sábado, 11 de agosto de 2012

CIENCIA VS RELIGIÓN


Desde que las diferentes ciencias se consideran plausibles, la guerra entre ellas y la religión ha sido la tónica dominante en diferentes disertaciones que se han extendido durante siglos.

He aquí mi teoría, algo embarullada pero que espero que se entienda.

Partiendo desde la base científica, las partículas de todo el universo, amontonadas en un espacio probablemente más pequeño que uno de los píxeles que ahora observamos frente a la pantalla, estallaron con una potencia tal que, hoy en día, miles de millones de años después, sigue causando efectos.

Esas partículas colisionaron y se unieron, dando lugar a cúmulos de gases, estrellas, planetas y otros objetos en el espacio.

Ciertas partículas se reúnen en un punto y comienzan a girar a gran velocidad en una enorme bola de fuego que se va enfriando poco a poco, es lo que hoy llamamos Tierra.

Las partículas de Oxígeno se unen a las de Hidrógeno en una proporción de dos a una y dan el agua, que una vez presentada en estado líquido, se asienta sobre la Tierra, formada ésta por un 75% de éste elemento, y un 25% de material sólido.

Uno de los elementos que intervienen en el desarrollo de la vida es la Luna, cuyo origen no debatiré ahora, pero su gravedad afecta al agua que hay en la Tierra, tirando ligeramente de ella a su paso por las zonas de la Tierra que la contienen. Como en aquella época la Luna estaba mucho más cerca de la Tierra, las mareas producidas por el campo gravitacional del satélite eran mucho mayores. Éstas mareas se adentran varios kilómetros en la tierra para después volver a su estado original, eso produce que el agua, de vuelta, arrastre muchísimos elementos que forman esa “sopa primigenia” que termina formando el primer ser unicelular, que luego se transforma en multicelular dando paso a las formas de vida complejas, de ahí a la evolución que todos conocemos dada por la ciencia, la teoría Darwiniana, la evolución de las especies, las más fuertes o las más adaptables al cambio, en este caso la evolución favorece a una raza de homínidos que hoy  somos nosotros.

Sin embargo, partiendo de la base religiosa (de cualquier religión), en un principio había un Dios (O varios), éstos crean el mundo y todo lo que contiene, además del espacio, y lo crea todo prácticamente igual que como lo vemos ahora, no hay teoría de la evolución.

Filosóficamente hablando, en cuanto el homínido es capaz de sostenerse sobre dos patas, es capaz de mirar al cielo y, por tanto, de preguntarse sobre su origen, lo cual le lleva en un principio a la creencia en seres superiores, identificándolos casi con cualquier objeto que tengan a su alrededor: El Sol, la Luna, el agua, las estrellas, las piedras…

Esas deidades primitivas van evolucionando con el paso de los siglos y los milenios hasta formar las religiones.

Si bien es cierto que la base científica es más creíble (tengamos en cuenta que la proporción de pruebas aportadas “ciencia/religión” es muchísimas a cero), cabe preguntarse por el origen de esas partículas, qué había antes.

La “Nada” es una paradoja, ya que la existencia de la “Nada” ya prueba que había algo, que era la “Nada”, pero también es cierto más allá de los cuásar que expanden el universo, lo que hay es vacío.

La concatenación de casualidades que deben darse para que partículas que no vemos, pero que forman absolutamente todo lo que vemos, formen una conjunción tal que dé lugar a seres como nosotros (capaces no sólo de dominar éste mundo, si no quizá de desequilibrar la órbita terrestre lo que llevaría al caos al resto del sistema solar, por no hablar del universo), resulta demasiado arbitraria como para haberse producido. Sin embargo las pruebas están ahí, las uniones se han producido.

También podríamos decir que un dios, o varios, que estaban ahí provocaron el Big Bang y fueron “propiciando” esas casualidades para que nosotros nos encontráramos hoy en día aquí.

Sin embargo, casi todas las religiones (y digo casi porque estoy seguro de que en este planeta existen aún religiones que desconocemos), afirma que el dios o los dioses están ahí desde un principio. Personalmente lo veo una idea difícil de sostener. ¿Qué principio? “En un principio estaba Dios”, ¿Cuál fue entonces su principio? ¿De dónde viene? Una de las primeras cosas que aprendemos como seres racionales es que absolutamente todo tiene un origen y un final, y las deidades no son excluyentes de ello. Los pasajes de los libros sagrados de cada religión apenas dan unas pocas líneas con moralinas que, difícilmente, dan una explicación plausible al paradigma del origen de los dioses.

Podríamos exponer como teoría que el Big Bang no sólo dio lugar a cuerpos celestes, estrellas y demás, si no a formas de vida inteligentes con capacidades casi ilimitadas. Cuidado, el término “Omnipotente” es una paradoja casi infantil, y me parece falta de todo rigor. ¿Podría un ser omnipotente crear algo que escapara de su control? En principio, por supuesto que podría, es omnipotente, pero si escapa de su control, porque así lo ha hecho, no es omnipotente, porque no podría controlarlo, es una paradoja tan simple que el contestar “NO” o “SÍ” serían incorrecciones, lo más correcto sería decir “Omnipotente no puede existir por definición”.

Estas deidades, observarían cómo se crea el universo. Al aparecer vida semi-inteligente en la Tierra, se pasan por aquí, tomando formas aceptables para el raciocinio primitivo, interactúan durante siglos o milenios y dan lugar a la mitología y las leyendas y, más adelante, a los dioses que hoy conocemos.

Las religiones, por tanto, habrían podido tener su base de realidad según esta teoría de “Deidad con origen científico”, sin embargo, el hombre va alienando las leyes primigenias de los dioses, por otras que les favorezcan más, como decir que los dioses estaban al principio de todo, o que eran omnipotentes.

Sin embargo, no hemos obtenido hoy en día pruebas físicas de que existan esos seres que podríamos llamar deidades creadas a partir del Big Bang.

Esta sería la única forma que veo de reconciliar “Ciencia” y “Religión”, aunque me temo que será un combate que no acabará nunca.

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